Calculadora humana

Era ella misma apartada de todo.
Mojaba sus labios con la lluvia,
rompía sus tacones, 
y leía la música.

Era matemática hasta para tener sexo,
elegía de forma predeterminada al candidato,
medía los gemidos,
se desajustaba la ropa interior adecuada,
y borraba después los números de teléfono.

Porque era, como ya os dije, 
ella misma apartada de todo,
porque su mente era calculadora
y su alma, un cerrojo.

"Esto sí,
esto no,
y de esto ni hablemos"
Sólo había blanco y negro,
la vida, 
un mero juego.

En la vida ella siempre ganaba, hasta que...

Hasta que explotó todo:
el candidato no fue predeterminado,
el sexo no tenía medida,
la ropa interior no importaba,
mojaba su cuerpo con la lluvia,
andaba descalza,
bailaba con la música...

¿¡Y qué decir de los gemidos!?
Varias veces los vecinos creían que alguien mataba a un otro,
que vergüenza la explicación a la policía. 

Su armario se llenó de colores,
y recordó que las matemáticas llevadas a lo real,
nunca fueron exactas.

Él encontró la llave,
abrió el cerrojo sin permiso,
entró sin llamar,
llenó todo...
pero un día se fue dejándola sin nada.

Porque era ella misma apartada de todo,
y ahora era ella apartada de todo sin nada.

Sus manos estaban vacías,
sus dedos no se entrelazaban con los suyos.
No importaba si Lorenzo o Selene en el cielo acontecían,
 sin quererlo, en la vida por primera vez, 
había perdido.

Porque cuando se fue, 
cerró sus ojos, 
y toda ella,
voló en mariposas.

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