La soledad de un cuerpo acostumbrado a la herida


Sinopsis

EA la vez clásica y contemporánea, romántica y analítica, suave y rebelde, diáfana y misteriosa, Elvira Sastre (Segovia, 1992) es la poeta que desde hace mucho tiempo estaba pidiendo a gritos la literatura española. La emoción parecida a una descarga eléctrica que transmiten sus versos; el modo en que son capaces de expresar la lucha entre cuatro paredes del amor y el deseo de independencia o su puntería increíble para el aforismo cegador y la parábola aleccionadora, son nada más que algunos de los ases en la manga que guarda esta obra, que también puede usarse como espejo e isla, dos palabras que no son por casualidad las que más se repiten en sus páginas: si quieres saber quién eres, abre este libro; y si quieres olvidarlo, también.E

Sí, os traigo otro poemario de Elvira Sastre, y sí, es tan maravilloso como el anterior.

En esta ocasión, volvemos a zambullirnos en las letras de esta joven poeta que se está haciendo eco en el mundo de los versos, y no me extraña, porque su estilo de escritura enamora a todo aquel que lo toca. 

Vamos a encontrar poemas de amor, de desamor, de esperanza... Está al mismo nivel que el de Baluarte, pero no puedo evitar sentir predilección por este último, supongo que porque fue el primero y por lo tanto el que me descubrió a la persona que hay detrás de estas rimas.

No sé si os ha pasado en otra ocasión, pero con estos poemarios me siento identificada con todo lo que leo y lo agradezco, porque considero que no he tenido tantas ocasiones para sentirme de este modo. Leerte a ti mismo a través de las letras de otra persona es algo indescriptible. 

Su forma de escribir es sencilla, pero a pesar de eso, consigue transmitir con palabras "comunes" lo que no se puede decir con palabras, valga la redundancia y la ñoñería.

Mi poema favorito en esta ocasión es el siguiente (creo que voy a crear la costumbre de traeros los poemas que me van gustando, no puedo evitarlo):

<<Hay una tristeza inherente a las cosas
que las hace bellas
y no quiero llegar a comprender nunca.

Hoy he tenido un sueño triste
y he despertado en una cama carente de nada,
en unas sábanas blancas y tristes,
y en el balcón mis plantas me miraban tristes.

He salido a la calle y era pronto.
Los domingos por la mañana
Madrid se pone más bonita que nunca:
pasearla así ha sido como ver una estrella fugaz,
y me ha parecido todo tan triste
que me he puesto la canción más triste de mi cabeza
y he deseado la soledad.

Me he acordado
de todo lo que he olvidado
y he maldecido el paso del tiempo por un momento;
después he leído que la mujer de Cortázar
tenía los ojos azules y apenados,
y el mundo me ha parecido algo más sencillo,
pero también más triste.
Los fantasmas también quieren flores,
pero la gente solo tiene miedo.

He visto a una pareja sentarse separada
en el metro
con los ojos a un centímetro de distancia,
a una niña reírse a carcajadas de una verdad,
dos manos besarse en una terraza,
una tierra abandonada a través de una ventana
y a alguien pensar en otra vida,
y me he puesto triste
al verme en todos ellos.

Después,
he vuelto a casa,
a mi refugio blanco y triste,
a mi paz en calma culpable,
al fin de cada comienzo,
y te he mirado tranquila y bella,
en el sofá y en tu universo
de estrella fugaz,
y he dejado toda la tristeza en la puerta.>>

Evidentemente lo recomiendo encarecidamente tanto a las personas con largo recorrido en la poesía como a las que no. Su estilo se pude entender perfectamente y te pega en la patatita, que en algunas ocasiones se agradece. ¿Qué hacéis que no lo estáis leyendo ya?

Puntuación

*****


Muchas gracias por haber leído la entrada, nos vemos en la siguiente, un beso con mucho eco.

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