¿Bailamos?
Ahí está la muerte. Hagas lo que hagas, siempre presente en cada acción, en cada palabra o silencio. Observadora compasiva de nuestras almas, esperando el momento justo para acabar con lo que nunca debería haber empezado. Y luego estás tú, el que se abraza al miedo y no dice/hace nada.
Tú, el que no habla de lo que siente, el que mira hacia el abismo sin atreverse a saltar, el que ignora lo que dicen sus luces internas, el que no va a esa cita, el que nunca se atreve a echar el currículum para ese puesto, el que al cerrarse una de sus puertas se empeña en cerrar también las ventanas.
Tú, el que no habla de lo que siente, el que mira hacia el abismo sin atreverse a saltar, el que ignora lo que dicen sus luces internas, el que no va a esa cita, el que nunca se atreve a echar el currículum para ese puesto, el que al cerrarse una de sus puertas se empeña en cerrar también las ventanas.
Tú, todas y todos, ahí vamos, mirando nuestra vida como si fuera un escaparate sin percatarnos en la parca, que nos mira como un familiar más, invitándonos a bailar, reír, tropezarnos, caer, llorar, conseguir metas, enfrentarnos a los problemas... No os equivoquéis, la muerte es la que nos invita a vivir, la vida es un torpe regalo nacido de una mera explosión conocida como Big Bang.
Por eso estoy aquí, mirándote a los ojos para hacerte una pregunta que cambiará nuestra vida y hará que el azar sea de verdad un regalo: ¿bailamos?
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