Mierda
Suspiré por cada silencio pesado que cargaba el ambiente, hoy las palabras no terminaban de germinar. Cansada, cerré los ojos, y así, volví a mi mundo interior.
-Siempre he estado interesado en esas historias que dicen mucho con pocas palabras -dijo él con sobresalto.
Abrí los ojos, me incorporé un poco en el banco, y crucé los brazos defendiéndome de la osadía de tener que despertarme de mi ensoñación. Después de estar unos minutos callada, respiré profundamente para enfrentarme al hecho de tener que hablar con un público que se me antojaba bastante difícil y exigente.
-La verdad, es que yo conozco una historia de ese tipo- dije triunfante.
-¿¡En serio!?- contestó entusiasmado.
-¡Sí claro! ¿Te gustaría escucharla?- pregunté con una sonrisa.
Él asintió varias veces moviendo su cabeza arriba y abajo enérgicamente.
-Bien, verás. Había una vez un tú y un yo, juntos pero no revueltos.
-¿Y nada más?- me cuestionó.
-Y todo lo demás- contesté como si fuera obvio.
-Pues no lo entiendo- replicó algo enfadado.
-¿Sabes qué? Yo tampoco -al terminar la frase, escondí mis mejillas sonrojadas subiendo la cremallera de mi abrigo hasta su tope para taparme la mitad del rostro. Como agradecía haber traído ese enorme abrigo.
-Espera, eso me desconcierta aún más -respondió algo asustado.
-Da igual, no le des más vueltas -contesté tristemente.
-¿Te gusto? -preguntó, lentamente, haciendo que cada palabra se clavara en mi alma.
¿Me gusta? ¿Sí, no? ¿En serio qué te lo estás cuestionando? ¿Estás todo el rato hablando a través de preguntas? ¡¿Por qué estás pensando de forma tan rara?! ¿No es verdad qué me está mirando todo el rato esperando la respuesta con los ojos algo acuosos? ¿Eso será qué le gusto? ¿Podría gustarle?... ¡Basta! A quién pretendo engañar, claro que me gusta, es obvio.
Con ganas de soltarlo todo, de por fin tener el valor de pronunciar lo que sentía, declararme, y desmontar ese silencio que desde hace semanas nos atacaba, le miré a los ojos, y sonriendo dulcemente, le dije:
-No, no me gustas. ya te he dicho que solo es una historia que cumple con tus requisitos: decir mucho con pocas palabras.
Mierda.
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